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Cortes Selectos

Adam Smith y Marcus Lyall, los genios visuales detrás de The Chemical Brothers

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Smith & Lyall han logrado crear con sus ideas y visión, un trabajo ultra sensorial y de una gran sensibilidad artística un mundo que se alimenta de diseño, ciencia, láser, robots, naturaleza, peleas de acción, futurismo y creatividad gráfica, diseñadas en los últimos años para los live shows de The Chemical Brothers, un trabajo que, en conjunto visual-musical, nos llevan a un éxtasis indescriptible presentando un acto de primer mundo en cuanto a la inmersión visual.

Introducción a un mundo surreal…

Adam Smith y Marcus Lyall, han sido los genios visuales detrás del show de The Chemical Brothers durante más de dos décadas, la pareja dinámica-creativa es la responsable de llevar sobre sus hombros una de las experiencias más espectaculares, energéticas y emotivas y surreales de la música electrónica contemporánea en lo que va del siglo XXI.

La magia de este dueto es que a través de sus visuales logran mantener un ritmo constante lleno de adrenalina, y con ello crean un punto de referencia sobre hacia dónde se dirigen las cosas. Es como si lograran tipificar rítmicamente las sonoridades y los beats y los sintetizadores en un universo celestial en donde todos los que experimentan el show escuchan, sienten, y bailan.

Distopia y LED…

Adam y Marcus basan su show con los Chem Bros a través de una enorme pantalla de LED en donde proyectan imágenes basadas en la teoría del color, piezas cinematográficas pregrabadas con personas reales y algunas diseñadas con computadora, todo esto desde el núcleo de una gran potencia tecnológica y muchos momentos de acción en donde vemos peleas de artes marciales con superhéroes japoneses en donde luce nuestra querida artista Aurora, quien canta en “Eve of Destruction”, y también otro factor son los visuales de muchos animales, como jirafas y elefantes, e incluso insectos, la naturaleza también forma parte de los visuales, es un guiño a esta parte de que el show está vivo y no todo es tecnología y distopia.

Además de que el live show está super cargado de hits como “Go”, “Hey Hoy Hey Girl, “Got To Keep On”, “Saturate”, Escape Velocity”, “Galvanize”, “Song To The Siren”, “Leave Home”, “Black Rockin’ Beats” y muchos otros.

“Marcus: moldear el espectáculo en vivo es un proceso continuo y su versión actual es producto de mucha experimentación. Siempre es una evolución y lo hemos construido con bastante lentitud a lo largo de varios años. Lo que gentilmente nos han permitido hacer es crear básicamente personajes que pueden dar vida a las canciones. La incorporación de “No Reason” al set de Coachella instigó una nueva investigación, y los Chemical Brothers se sintieron alentados por el tema.”

Destreza tecnológica y emotividad

Es una destreza tecnológica que también combina los robots gigantes en los costados del escenario que disparan rayos láser mientras suena mucho Acid House de fondo a tope, los payasos amenazantes de “Get Yourself High”, y el juego de luces naranja cuando suena “Star Guitar”.

Uno de los momentos más emotivos del show es cuando se despliegan galaxias y un rostro femenino hermoso que emerge bajo el agua en forma de sirena al ritmo de “Wide Open”. Los espectros que emanan de sus visuales alcanzan una explosión de sensaciones que evolucionan satisfactoriamente con el paso de cada transición y cada latido del corazón, por supuesto.

Lyall & Smith, orígenes…

Pero Lyall & Smith no llegaron nada más porque sí al show de The Chemical Brothers, también trabajan de manera independiente, Marcus tiene sus raíces en el arte y el diseño gráfico, además de que le encanta presentar exposiciones artísticas en la linea de gente como Brian Eno o como las que disfrutamos en México gracias al festival MUTEK, es un arte muy de la mano, obviamente con su visíon, mientras que, por su parte, Adam es director y cuenta con créditos con en series muy exitosas en el Reino Unido como Skins y el clásico de clásicos: Doctor Who, está muy metido en ese mundo y también fue el responsable de dirigir la película del concierto de The Chemical Brothers – Don’t Think en 2012, realizada en el Fuji Rock Festival in Japan y que llegó a los cines de varias partes del mundo, incluido México, y que la critica y los fans amaron profundamente.

“Adam: pasamos años analizando diferentes tipos de bandas militares y nos interesamos especialmente por algunas en Estados Unidos, donde hay una mezcla con el breakdance. En Coachella, tienes todo este otro ruido visual, por lo que realmente tienes que atravesarlo. Nos basamos en la coreografía de Toni Basil, quien codirigió el video “Once in a Lifetime” de Talking Heads, y el fallecido video artista coreano Nam June Paik. Gran parte de la apariencia surgió al tratar de crear un efecto de video plano, en lugar de crear algo cinematográfico.”

La pareja comenzó a trabajar de manera conjunta como Lyall & Smith desde hace aproximadamente 12 años ya, y al parecer están viviendo el pico creativo de sus carreras gracias a su unión, ya que durante varias entrevistas han confesado que toda esta colaboración con los Brothers, ha sido como una incubadora creativa que les ha permitido crear este mundo que no hubiera podido florecer o existir en ningún otro contexto, debido a que ha sido una relación muy larga la que llevan con Ed Simons y Tom Rowland y que gracias a ellos hay mucha libertad creativa, confianza y sobre todo de creer en ellos, mutuamente.

Y tiene sentido, ¿cuántas veces no hemos visto y escuchado hablar a nuestros artistas favoritos sobre la libertad creativa? La libertad es uno de los puentes más positivos y uno de los lazos más fuertes que el creativo tiene, es de donde nacen las ideas más extraordinarias, locas y a veces irreverentes y que los que amamos el mundo musical y el arte en general, valoramos mucho. De ahí vienen Marcus y Adam, dos tipos sensatos que han desafiado los impulsos tecnológicos de la actualidad gracias a sus inquietudes y sus ganas de innovar.

 Un despertar al futuro…

“Adam: Algo que me encanta de este live es que conecta con chicos de la adolescencia y también con personas de sesenta años, lo vivimos en Glastonbury. Me gusta llevar a todas esas personas a una experiencia psicodélica y alucinógena. Estoy seguro de que podría mejorarse si toman alguna sustancia, pero prefiero que el show los lleve a ese momento por sí solo. Durante mucho tiempo yo solía tomar muchas sustancias, y lo entiendo, pero me gusta que un espectáculo me transporte a otro mundo sin necesidad de eso, y me gustaría pensar que nuestro espectáculo y la música lo hacen sin necesidad de nada más.”

Sin duda estos dos tipos brillantes, del aspecto visual que se encontraron con otros dos tipos brillantes, del terreno musical, son de lo mejor que le ha pasado a la música electrónica de alta vanguardia en los últimos años, gracias a la confianza y libertad que existe en ambos bandos, han hecho vivir experiencias mágicas e inolvidables a miles de multitudes frenéticas alrededor del mundo, capturando esta esencia de lo humano y lo tecnológico, con un toque futurista y a la vez muy emotivo que se queda grabado en la mente y en los corazón de todos los que han podido disfrutar de sus shows en vivo.

Smith & Lyall están dejando un legado en letras mayúsculas, están dejando abierta esa puerta al futuro que nunca se ha cerrado, y en donde cada cierto tiempo aparece algo o alguien o algunos, para dejarnos una enseñanza y un aprendizaje en el mundo de las revoluciones artísticas, en donde a veces ni siquiera, el cielo es el límite mismo, si no simplemente tu creatividad, la mejor arma que el ser humano puede tener. Y ahora sí que “Don’t Think, just let it flow…” como mantra.

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Dua Lipa graba comercial de Porsche en las calles de la CDMX

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Dua Lipa

Dua Lipa estuvo en la Ciudad de México para filmar un comercial para la nueva campaña de la marca de automóviles de lujo Porsche.

En el video podemos ver a Dua Lipa conducir a toda velocidad un Porche por las calles de la CDMX y otras locaciones incluyendo a la “Luna”.

El comercial de cerca de dos minutos lo escribió y dirigió la propia cantante, y fue filmado con el apoyo del director francés Clément Durou en la Ciudad de México durante la primavera de 2024.

Sobre esto Dua Lipa comentó lo siguiente, ya que le tiene un cariño especial a la marca y han establecido una solida relación desde hace tiempo:

“Trabajar en este cortometraje fue muy divertido. Nada era demasiado improbable ni descartable, así que realmente me dejaron hacer lo que quisiera, y esa libertad me ayudó mucho. En especial imaginar y diseñar conceptos que eran literalmente de otro mundo hasta verlos evolucionar y hacerse realidad, fue muy emocionante”.

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Reseña de Nuestro Disco de la Semana: Bando Stone and the New World

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Childish Gambino

En un mundo en el que la Música está subordinada a todo menos a la Música, parece que la máxima aspiración de todo artista es llegar a un punto de su carrera en la que pueda darse el lujo de hacer lo que se le dé la regalada gana.

Tal vez por eso todavía le perdonamos todo a Kanye cuando dice lo que aparentemente no debería; o a Beyonce cuando asume su rol de Kasike de la industria o a Frank Ocean cuando decide hacer de todo excepto canciones.

Como si lo necesitara, Donald Glover ha necesitado hacer del conocimiento público que él también ascendió a esa categoría. Argumentos no faltan: entre lo hecho con Childish Gambino, los brillantes proyectos como guionista y director y una carrera anómala como actor le dan el estatus de genio.

Portada Bando Stone and the New World

Con nada más por demostrar, ha decidido cerrar una etapa importante de su vida con el último disco de su proyecto musical más conocido y, al mismo tiempo, aprovechar el momento para finalmente reunir esos tres mundos en una misma obra: Bando Stone and the New World, que es película pero también es banda sonora pero también es una sátira pero también es un personaje…

Todo en todas partes al mismo tiempo. Y como disco, suena exactamente a eso.

Como Childish Gambino, Donald Glover ha evolucionado de rapero geek con rimas de adolescente a cantante de Soul a prácticamente productor de Música Electrónica.

Y en Bando Stone and the New World encontramos todo eso en un mismo caldero adicionado con esteroides y cocaína.

17 tracks maximalistas y excedidos en más de un sentido en los que Childish Gambino parece que quiere terminar su legado sonoro con una explosión en mil pedazos.

Desde beats industriales que se mezclan con trompetas y saxofones hasta órganos gregorianos como de película de terror de los 70s que se pelean con percusiones electrónicas.

Un álbum que por esa misma revisión histórica de su propio repertorio tiene recursos musicales familiares pero que en la escucha integral es indefinible bajo lo ortodoxo de las etiquetas de géneros.

De hecho, conserva el rasgo más característico de la discografía de Childish Gambino: la inconsistencia.

En sus casi siete proyectos publicados, la distancia entre los mejores tracks de cada álbum y el resto de canciones es sustancial.

Mientras puede haber tracks tan emocionantes como para que pensemos que son lo mejor que vamos a escuchar en nuestras vidas, tiene otros que en comparación se sienten débiles y fuera de contexto.

En Bando Stone and the New World, por ejemplo, escuchar las magníficas “Survive”, “In The Night” o “No Excuses” y en medio los experimentos Rock Pop como “Lithonia” o “Real Love” serían equivalentes a estar viendo una película de aventuras espectacular y que ésta se interrumpa por un sketch extraño de Saturday NIGHT Live.

Lo cual nos conecta con su otro gran problema, que podría ser obvio desde el principio pero que en la ejecución deja muchos cabos sueltos: la dependencia de este disco de su símil audiovisual.

Al final no deja de ser una banda sonora, y eso los hace inherentes mientras le resta toda posibilidad de discurso individual al álbum.

Para terminar con las analogías cinematográficas, si Bando Stone and the New World es realmente la conclusión definitiva de Childish Gambino, la saga habrá terminado con una película llena de batallas épicas, algunas lagunas argumentativas y una despedida solemne de los personajes principales.

Sin ser el mejor álbum de Childish Gambino, sí es el que mejor define lo que ha sido como artista musical en más de diez años de historia.

Y no queda nada por reclamar. Donald Glover hizo lo que quiso y nosotros fuimos felices al bajar la pendiente la montaña rusa.

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Imágenes y sonidos: La música de los Juegos Olímpicos

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Imágenes y Sonidos

Imágenes y sonidos es la sección de WARP en la que exploramos el vínculo entre lo visual y la música a través de análisis, anécdotas y datos. En esta entrega y aprovechando la efervescencia de los Juegos Olímpicos de Paris 2024 hablaremos de las mejores interpretaciones musicales que hayamos visto en la máxima justa deportiva.

Del 26 de julio al 11 de agosto, París recibirá a los Juegos Olímpicos 2024 y acompañando este magno evento deportivo, recordamos algunas de las participaciones musicales más sobresalientes y representativas. La relación del deporte con la música es muy cercana, y cuando se trata de eventos deportivos a nivel mundial como los Juegos Olímpicos, esta relación se amplifica porqué, sin importar el país, el idioma o el deporte favorito de cada uno, todos nos podemos unir en una misma celebración, tal como un lenguaje universal.

Muchos artistas de talla internacional han prestado sus voces en pro de los Juegos Olímpicos, sin embargo, han sido pocos los que han grabado su nombre en la historia con canciones memorables. Tal como fue el caso de Barcelona 1992, con Freddie Mercury y Montserrat Caballé. A pesar de que se presentó en 1987, la colaboración entre Freddy Mercury y Montserrat Caballé fue el himno no oficial de los Juegos Olímpicos de 1992. Con una fusión de rock, ópera y pop, esta canción fue el mayor éxito de la carrera como solista de Freddie Mercury.

Un año después de la muerte de Mercury, también fue interpretada por Caballé en la final de la UEFA Champions League de 1999.

En los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, vivimos la vibrante interpretación de One Moment in Time, de Whitney Houston, esta canción fue escrita por Albert Hammond junto a John Bettis. Esta es probablemente la canción más conocida de la lista, y no es difícil darse cuenta por qué. El himno olímpico de 1988 capturó el sentimiento de unidad de la época y llegó a las 5 principales en las listas de Billboard de ese año.

Por otro lado, los mismos Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 fueron especiales ya que por primera vez, se contó con la participación de Estados Unidos, la Unión Soviética y Alemania Occidental, y para celebrarlo se compuso Hand in Hand, una pieza coreana que también fue protagonista y que nos dejo dos canciones icónicas. Al igual que la de Whitney Houston, esta canción transmite un mensaje optimista de unidad, anunciando el fin de la Guerra Fría.

Con el paso del tiempo los artistas se han acercado a la emoción de los Juegos Olímpicos siendo parte de sus shows inaugurales o de clausura, y componiendo canciones para avivar el espíritu deportivo y celebrar a sus países y regiones cuando la competencia llega a sus escenarios.

Es momento de hablar de Sidney 2000, unos juegos que nos entregaron muchos recuerdos para la cultura pop contemporánea. Kylie Minogue, llena de plumas y lentejuelas, nos puso a todos a bailar con su interpretación de Dancing Queen. La polifacética artista australiana revivió el espíritu de ABBA en la clausura de los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, haciendo suya una canción inolvidable.

En Atlanta 1996, Céline Dion llegó con The Power of the Dream, escrita y producida por David Foster, Linda Thompson y Babyface para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, sin duda ha pasado a la historia como una de las más recordadas de los Juegos. Su interpretación en la inauguración fue sublime junto a Foster en el piano, acompañada por la Orquesta Sinfónica de Atlanta y el Coro Centenario; rompió récords de audiencia de televisión, por lo que la artista donó lo que recibió por aquella presentación para apoyar a los deportistas de su delegación ese año. La canción hace parte de su premiado disco Falling Into You.

En Atenas 2004, conocimos una pieza aclamada por la crítica como una de las mejores canciones de la virtuosa artista islandesa Björk, quien presentó en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Atenas en el 2004 su sencillo “Oceanía”. La canción se desprende de su sexto álbum de estudio Medúlla y su video oficial nos remonta sin duda a las competencias acuáticas en este contexto deportivo.

Según Björk, esta canción fue compuesta especialmente para los Juegos Olímpicos, la cual escribió desde la perspectiva del océano. En una entrevista en el 2004, la cantante dijo: “El océano no ve las fronteras, las razas ni las religiones diferentes que siempre han estado en el corazón de estos Juegos”.

Absolutamente cuando hablamos de la música, hablamos de un lenguaje universal, que úne países, razas, comunidades, religiones, y demás, que desde luego es la premisa de los Juegos Olímpicos en cada una de sus ediciones. El deportivismo y el espíritu de unión en realidad debería prevalecer entre nosotros, y no solo cuando el mundo nos lo reclame. Viviendo actualmente entre diversas pesadillas ocurriendo en el mundo, el deporte y la música se han convertido en nuestros principales refugios.

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