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Masego en el Auditorio BB: Tu dosis de “Masego Vibes”

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Texto de Daniela Navarrete (@faustaleonora)

Fotografías de David Barajas (@daviddbarajas)

La noche del miércoles, un día especialmente caluroso, Masego llegó al auditorio BB de la Ciudad de México y por segunda ocasión en su carrera piso un escenario de nuestro país.

Las luces se apagaron y al escuchar el sample de “I love you, I love you, I love you” de “Navajo” que dio inicio al show, el público se inundó en gritos. Masego salió a escena vistiendo un overol y lentes oscuros, tomó el micrófono y saludó al público mexicano. Acompañado de su baterista, bajista, y su saxofón, dio inicio a una noche llena de sensualidad, ritmo y calidez. 

Obviamente la primera fila estaba abarrotada de mujeres bailando y gritando mientras Masego interactuaba con ellas y las animaba a dejarse llevar por su voz. Interpretó “Queen Tings” y “Old Age” deleitándonos con solos de saxofón y haciéndonos testigos de su gran musicalidad y corporalidad, dándonos su demostración del “moonwalk” de Michael Jackson. Mientras cantaba “Mistery Lady” lanzó rosas a su público, quienes se derretían a cada movimiento y nota que cantaba el jamaiquino.

El concierto transcurrió con un sonido impecable, arreglos rítmicos que invitaban a mover el cuerpo, músicos increíbles que todo el tiempo se mostraron emocionados y presentes, y claro, las “Masego vibes” que podrían describirse como: sensualidad, vulnerabilidad, misterio, musicalidad y sensibilidad. Antes de comenzar “Black Anime”, sonó un fragmento de “Merry-Go-Round of Life” de Joe Hisashi, y terminó con Masego dirigiendo al público para que gritara “¡dinero!” a coro.

En cada momento que el artista pedía la cooperación de los asistentes para cantar melodías o alguna frase de sus canciones, los mexicanos respondían con mucha energía, lo cual producía más emoción en él.

Al momento de interpretar “Yamz” y “What You Wanna Try”, el jamaicano ya estaba descalzo, sintiendo las vibraciones del recinto en sus pies, dejándolas fluir a todo su cuerpo, lo que terminaba reflejándose en movimientos naturales y llenos de emoción. Para “Sides Of Me”, que fue probablemente de las canciones más protagónicas para el saxofón, Masego pidió al público: “make some noise for my sax!”, así que también el instrumento fue abrazado por los asistentes.

Hubo un solo de batería por parte de Jonathan Curry que sirvió como intermedio para luego continuar acompañado de Ced Mitchell, quien tocó el bajo y sintetizadores. Una de las canciones más coreadas fue “You Never Visit Me”, que fue seguida por un momento en que Masego subió a una chica al escenario para tocarle un solo de saxofón. Llegó el momento más rítmico de la noche con “Silver Tongue Devil” y “Yebo/Sema”, donde el público no podía dejar de bailar.

Casi concluyendo el concierto, el cantante se vistió con un delantal que tenía la leyenda “Uncle Sego” y con él interpretó “Mistery Lady – Sego’s Remix” y una canción que creó con live looping. Añadió un gorro kufi a su vestimenta y con él interpretó dos canciones más, incluida la esperada “Tadow”, donde también usó un guante plateado, una vez más, teniendo como referencia al rey del pop; la canción sonó impecable e hizo que el recinto se inundara de gente coreando la melodía del saxofón.

Después de un encore, Masego regresó al escenario con sus dos músicos para regalarnos una última canción: “Send Yo’ Rita!”, donde además de tocar un solo de sax increíble, se quitó los lentes para dejarse vulnerable y conectar aún más con sus fans.

Masego siempre tuvo su energía a tope, solamente paraba para hidratarse con un poco de té y tomar algún prop para sus interpretaciones. Los músicos y el sonido fueron de muy alto nivel, además se veía que el staff e ingenieros también estaban disfrutando del show, lo cual aportó demasiado a mantener una vibra especial.

El público se sentía animado, tranquilo e invadido por las “Masego vibes”. Las mujeres se notaban felices por ver a este hombre que las invita a sentir con él, a dejarse llevar por la música y que, a pesar de tener su lado misterioso, deja ver su sensibilidad, lo cual lo hace tan atractivo.

Presenciar la música y esencia del jamaicano en vivo es una experiencia muy especial, divertida y sensorial. Es capaz de hacerte sentir que en ese momento solo existe la música, así que te puedes dejar llevar. Lo demás no importa, cuando se acabe el show, ya te preocuparás. Mientras, disfruta.

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Los estrenos musicales de la semana: Doja Cat, Devendra Banhart, blink-182 y más

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Esta semana, nos adentramos en un mundo de colores y delusión, pues los estrenos que traemos acá van de la introspección, la relajación y hasta la contemplación del entorno. Así que a relajarnos y disfrutar de increíbles regresos y sorpresivos estrenos.

Discos

Scarlet de Doja Cat

Doja Cat se sigue posicionando como una artista bastante impredecible y caótica. En Scarlet (2023) plantea una nueva faceta visual donde su hip hop no se arriesga mucho, pero ofrece momentos chill que van de maravilla con las bases relajadas y hasta bizarras que crea con cada melodía.

softscars de Yeule

Melancolía futurista son las únicas dos palabras con las que me gustaría definir el reciente lanzamiento de Yeule. Siendo su tercer álbum, y viniendo de dos discos donde la propuesta sonora buscaba mucho al estilo glitch, softscars (2023) lleva este concepto sonoro a vertientes donde lo contemplativo toma protagonismo.

Tension de Kylie Minogue

Tension (2023) es un compendio de catorce canciones donde Kylie nos sumerge en una pista de baile sombría durante 45 minutos. Estamos ante un disco dance, con toques funk, que invita a estremecernos entre los colores y texturas que la misma Minogue presenta a lo largo de todo el disco, dejando toda “tensión” afuera.

Flying Wig de Devendra Banhart

El esperado disco del venezolano-estadounidense llegó por fin, y como lo antelaban sus sencillos previos, Flying Wig (2023) es una odisea de relajación y contemplación. Devendra presenta una vez más un disco bañado en una psicodelia con rasgos experimentales en ella.

Sencillos

ONE MORE TIME‘ y ‘MORE THAN YOU KNOW‘ de blink-182

Con el anuncio de su nuevo disco, One More Time…, el trío de punk presentó dos sencillos donde presentan dos facetas distintas: Una es su clásico punk con temática adolescente, y la otra es una pieza acústica.

You Played Me‘ de DJ Shadow

Con ondas calándole al synth-pop y hasta el dark-wave, el emblemático y enigmático DJ Shadow compartió un nuevo adelanto de su disco Action Adventure. En este track, estamos ante influencias de los sintes ochenteros, sin dejar de mencionar esa tendencia clara hacia el funk.

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WFM x WARP: A 20 años de Elephant de The White Stripes

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Bienvenido a este especial colaborativo entre WFM con Alejandro Franco y WARP en el que celebramos aniversarios significativos de álbumes que cambiaron la historia de la música para siempre. En esta entrega: los 20 años de Elephant de The White Stripes.

El milenio había arrancado de una forma confusa para el planeta influido por occidente. Mientras que la música nos presumía las guitarras adolescentes con alaridos desesperados como una moda, las figuras pop sexualizadas hasta la fractura de su propia identidad y la música electrónica más comercial se diluía en los sonidos de café playero en paraísos ibéricos, la realidad nos golpeó con la crudeza de los productos reusados, la crudeza de los sonidos directos y los mensajes menos pretenciosos, mismos que permitían que lo mismo hubiera genialidad detrás de la lírica que unaperfecta mofa al entorno del músico.

Eso fue parte de las secuelas que trajo el reencontrarnos con la fragilidad de la existencia tras los ataques del 11 de septiembre en 2001. A partir de ese momento, los sonidos garaje, punk y las composiciones más directas arrasaron en las listas de popularidad y dieron potencia a nombres como The Strokes, The Vines, The Hives y, por supuesto, The White Stripes.


El dúo conformado por la ex pareja de Jack White y Meg White venía del gran éxito que su tercera producción, White Blood Cells, les permitió sobresalir tras dos lanzamientos condenados a la adoración de culto, en el mejor de los casos. Tras ese lanzamiento, Jack se percató de la buena racha que vivía y debía aprovecharla como fuera.

De esa forma, se puso a componer y –sin cambiar un poco de lo que le hacía conectar con su nuevo público-, aprovechó herramientas provistas por el pasado para crear algo aún mejor. Este fue el principio de Elephant, el cuarto álbum en su historia y el que les consolidó hasta convertirles en un dúo capaz de llenar estadios.


Tenían potencia, estridencia, genialidad, carisma y lo único que les faltaba eran canciones aún más sencillas de conectar con el público, en lugar de aferrarse a una fórmula de éxito que no les dejó ir más adelante en su anterioridad.


Elephant nos mostró el esplendor creativo de Jack White, con su inigualable facultad de ser un
“hombre banda”, pero cuya mancuerna en el compás más simple como el que realizaba con Meg le daba la posibilidad de hacer que una pieza sencilla reverberara como si fuera una serie de altavoces, el uno conectado al otro- dentro de un estadio y repitiendo en centenares. Las melodías dejaron de ser pretenciosas, para hacerse sencillas, pegajosas y fáciles de repetirse
constantemente.

Desde el himno de estadio –vigente a la fecha- en “Seven Nation Army”, hasta la balada desgarradora que coquetea con el pop como “I Want To Be The Boy To Warm Your Mother’s Heart”, la sensualidad de la dulce figura y entonación de Meg para “In The Cold Cold Night”, la virtuosa recreación del clásico de Burt Bacharach en “I Just Don’t Know What To Do With Myself”, el blues puro y crudo de “Ball and Biscuit” y el paródico aprovechamiento de los rumores de la prensa obsesionados por el vínculo afectivo entre Jack y Meg, consolidan a Elephant como un álbum esencial en la discografía de cualquier persona que se precie de usar en su descripción biográfica el término “melómano”.

El riff más famoso en el trabajo musical de Jack White y el pretexto ideal para hacer que el guitarrista, productor, multi instrumentista y compositor fuera considerado para ese ambicioso documental que le puso a la par de Jimmy Page y The Edge en It Might Get Loud.

En “Seven Nation Army”, Jack pasa por una pedalera el sonido de su guitarra hasta hacerla sonar como un bajo y cuyo acorde cimentó la base sobre la cual está compuesto el resto del álbum. A más de veinte años de su creación, la canción se ha convertido en un clásico que retumba en los estadios para inspirar a los equipos cuando entran al campo y hace que los jugadores sonoricen las acciones que hacen de su trabajo una acción determinante en el arte de alcanzar los triunfos.


Ambientada con un seductor videoclip dirigido por Sofía Coppola, “I Just Don’t Know What To Do With Myself” alcanzó una extraordinaria conexión entre el blues más sincero de Jack White y su explosiva relación con el punk rock para cerrar la canción. Además, funcionó como un perfecto preámbulo para otra de las canciones más seductoras en el álbum y cuyo resultado es más sencillo de lo que cualquiera puede interpretar en su creación. Se trata de “In The Cold Cold Night”, una canción que no fue considerada como sencillo, pero que dio una gran libertad creativa para entender que las fronteras y límites de The White Stripes no eran fáciles de encontrar, pese a que solo se tratara del talento de dos personas en su faceta más cruda.

Con un interesante e innovador video en el que la edición destaca como una de las grandes aptitudes en la edición creada por Michel Gondry para el dúo, este corte de sencilla ejecución permitió que el dúo alcanzara espacio en la cultura popular al ser retratados en Los Simpson y confirmar su álbum entre uno de los más relevantes del año 2003.

Es con esta que cerramos esta entrega dedicada a Elephant a 20 años de su lanzamiento, y el que consolidara la carrera de los White Stripes, quienes ya gozan de una actualidad muy diferente tras estas dos décadas.

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WFM x WARP: A 20 años de SPEAKERBOXXX / The Love Below de Outkast

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Bienvenido a este especial colaborativo entre WFM con Alejandro Franco y WARP en el que celebramos aniversarios significativos de álbumes que cambiaron la historia de la música para siempre. En esta entrega: los 20 años de SPEAKERBOXXX / The Love Below de Outkast.

Eran finales de 2002 y Outkast ya cargaba con el legado -y la presión- que significaba haber cambiado el curso del Hip Hop para siempre: Southernplayalisticadillacmusik, ATLiens, Aquemini y Stankonia cuestionaron los paradigmas discursivos y sonoros en los que se había enfrascado la rivalidad entre ambas costas de Estados Unidos.

Con sus 4 primeros discos, Outkast construyó el puente definitivo entre el Rap y el mainstream pero, ¿qué seguiría después?

Tanto Big Boi como André 3000 se sentían asediados por su propio éxito y sentían que corrían el riesgo de estancarse. Es por eso que acordaron distanciar caminos de manera temporal para probar nuevos sonidos, inspiraciones y maneras de trabajar.

Quien se encontró más rápido fue André 3000: su travesía individual lo llevó a Los Angeles y desde ahí empezó a reinventar su sonido por completo.

Big Boi lo asimiló como una motivación y también puso manos a la obra.

Al cabo de unos meses, ambos tenían decenas de canciones que, al mostrárselas mutuamente, les hacía sentido que fueran lanzadas como una producción conjunta de Ourtkast.

Así es: dos discos en uno. Tanto Big Boi como André 3000 utilizaron el nombre de Outkast para presentarse formalmente como solistas y el resultado fue una absoluta bomba;

Speakerboxxx / The Love Below es una representación maratónica del contraste entre ambas fuerzas creativas. Blanco y negro. Dulce y salado. El ying y el yang.

Por un lado, Speakerboxxx de Big Boi es una recopilación de tracks que no podríamos definir con otro adjetivo que no sea cool.

Sus barras más ingeniosas y sus beats más bailables están aquí. Sin separarse tanto de la estética de Ourtkast, Speakerboxxx es la muestra de todo lo que después reafirmaría la gran camada dosmilera de Atlanta.

The Love Below, por su parte, sí es un cambio radical en todo lo que conocíamos de André 3000, quién además de aprender a tocar cinco instrumentos durante ese periodo, nos mostró que también podía cantar.

Su parte de la obra es una quimera entre sonidos de Jimi Hendrix, Prince, Snookey Robinson con el flow trepidante de André 3000.

El disco tuvo buen recibimiento pero también fue el detonante que terminó de desgastar la relación artística entre Big Boi y André 3000, lo que ocasionó un disco con signos claros de hartazgo y estancamiento creativo.

Eso no quita que Speakerboxxx / The Love Below marcó un precedente sobre cómo evolucionaría el Hip Hop para los siguientes diez años, reflejado en obras magnas como Graduation de Kanye West, por ejemplo.

Y a partir de ahí, las fronteras entre Rap, R&B, Soul, Jazz e EDM se difuminaron para convertir este espectro en el ente sonoro dominante del mainstream.

Y todo gracias a Outkast.

 

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