En este espacio plantearemos una reflexión en torno al que consideramos el disco más relevante de la semana. En esta entrega: Wild God de Nick Cave & The Bad Seeds.

Nick Cave y sus Bad Seeds siguen demostrando que son una de las bandas más prolíficas y longevas en la historia de la música. Su calidad es innegable y hasta el día de hoy, también, inagotable. Su capacidad de transformación y mutación es altamente sofisticada y funciona para distintas etapas de la vida, sobre todo después de la desgarradora y sombría trilogía que fue: Push The Sky Away, Skeleton Tree y Ghosteen, es agradable escucharlos regresar a algo más edificante con ‘Wild God’, que se siente en el corazón de todo lo artístico que envuelven a Nick y a la banda, en un renacer espiritual hacia la luz.

Imágenes, sonido y deidades

El nuevo disco abre de manera celestial con “Song of the Lake”, una canción absolutamente sublime y de tintes orquestales penetrantes desde sus primeros acordes, es difícil no sentir revoluciones al máximo recorriendo todo tu cuerpo. Por su parte, la canción que da nombre al disco “Wild God” nos prepara para un sube y baja de emociones, pero en el buen sentido, como conectar con deidades e imágenes que de alguna forma sólo existen en nuestros pensamientos.

La exuberante “Frogs” te pone una sonrisa en la cara, como la pensó Cave, es una canción estructurada para dejarse llevar y olvidarse de todo por unos momentos, sus arreglos de cuerdas y violines emanan una pureza radical y transformadora. Esas sensaciones nos trasladan a “Joy”, una canción muy minimalista que está estructurada a base de una melodía de piano bastante sensible, pero con una letra muy poderosa, casi como de catarsis, es probablemente la canción más purificadora para el alma que emana de este disco.

Lírica con carga emocional

Wild God lidera la carga emocional fiel y sincera en los escritos de Nick Cave y sus pasajes oscuros que la vida le ha dado en el ámbito personal, como lo fue perder a dos de sus hijos, pero más allá de hundirse sana sus heridas a través de la música, él sabe que es bueno para ello y que vino al mundo para ello, y nos lo hace saber con entereza y valentía a lo largo de todas estas canciones, es un “hemos mejorado, y seguimos aquí, estoy lastimado pero vivo”.

“Final Rescue Attempt”, Conversion” y “Cinnamon Horses” encuentran su equilibrio y ofrecen cuidadosamente este equilibrio entre la fe y las creencias personales. Todas tienen momentos de explosión divina ambiental generada por una rítmica muy carnal o en ocasiones por las mismas líricas. El coro de voces que usa Nick Cave también es de lo más hermoso y penetrante, elevan al siguiente nivel cada una de las composiciones.

Religión y Misticismo 

En Wild God sentimos a un Nick Cave explorando más que nunca temas como la religión y el misticismo, y lo hace a través de matices oscuros e inesperados, resaltando como siempre su maravillosa narración clásica como los sentimos en el último bloque del disco con canciones como “Long Dark Night”, “O Wow O Wow (How Wonderful She Is)” y “As The Waters Cover The Sea”.

Wild God es la graduación absoluta a la eternidad por parte de Nick Cave & The Bad Seeds, entregándonos uno de los mejores discos de música de todo lo que va del siglo XXI, tiene todo lo mejor que nos pueden ofrecer como banda que ha evolucionado con el paso de los años, dibujando texturas ambientales, arreglos de cuerdas, melodías de piano, coros sobrecogedores, letras absolutamente catárticas y destellos etéreos de gospel que calan hasta lo más profundo.

Por todo eso y más, Wild God está destinado a convertirse en un clásico instantáneo y contemporáneo. El mundo actual necesita mucha más música así. Bienaventurado el que escuche y larga vida a Nick Cave.