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Musica

Usher en el Half Time Show del SuperBowl 2024: No Justin, No Party

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Usher fue el encargado de estelarizar el espectáculo de Medio Tiempo del SuperBowl y la ejecución nos dejó varias reflexiones al respecto, incluso sobre el futuro del show mismo.

Este domingo 11 de febrero se llevó a cabo el SuperBowl LVIII en el que los Kasas City Chiefs se llevaron la victoria sobre los San Francisco 49rs luego de un partido de alarido que se resolvió en tiempos extras; sin embargo, más allá de ser uno de los eventos deportivos más importantes del mundo, para nadie es un secreto que uno de sus más grandes atractivos es el ya tradicional Show de Medio Tiempo.

Un momento dedicado no solo para los amantes del Futbol Americano sino también para el público casual que solo quiere pasar un buen rato de domingo. Y la relevancia del half time show es tal que en más de una ocasión se ha llevado los índices de rating más altos de toda la transmisión, por lo que -en términos operativos- para la NFL es tan importante como el juego mismo.

Por la marquesina del espectáculo de medio tiempo han desfilado leyendas como Paul McCartney, The Rolling Stones, Madonna, Prince, Bruce Springsteen y el que para muchos es quien ha dado el mejor performance de todos los tiempos: Michael Jackson.

El cambio generacional obligó a los organizadores a renovar el perfil de los nombres, por lo que ya también hemos visto monstruos del Pop contemporáneo como Beyonce, Rihanna, Lady Gaga y Katy Perry; así como entregas ”temáticas” como el de la celebración de la latinidad con Jennifer López, Shakira, Bad Bunny y J Balvin; o uno de los más épicos de los años recientes: el del homenaje al Hip Hop con Kendrick Lamar, Dr. Dre, Snoop Dogg, 50 Cent, Mary J. Blige y Anderson Paak.

Desde septiembre de 2023 se anunció que la estrella elegida para el Half Time Show del Superbowl LVIII sería Usher, ícono del R&B que tuvo su gran auge durante la primera década de los 2000’s.

La designación causó polémica de inmediato: se alegaba que Usher no tenía los argumentos suficientes para encabezar el espectáculo, aludiendo -justamente- a que sus mejores años ya pasaron y que ni siquiera en ese momento se consolidó como una leyenda incuestionable.

El fuego también se avivo dados los rumores previos que surgieron entorno a quién lo pudo haber encabezado: desde Taylor Swift hasta Harry Styles, pasando por Billie Eilish, Ariana Grande y Dua Lipa, bajo la idea de que son artistas con mejor actualidad que Usher.

Los meses fueron pasando y el oriundo de Texas hizo de todo para recuperar terreno mediático y, con ello, justificar su presencia: explotar su residencia en Las Vegas, aparecer en el mayor número de comerciales posible, ser la imagen de la marca de ropa de Kim Kardashian y sacar un disco a días de su presentación.

Ninguna de esas acciones tuvo un efecto tan arrollador pero al menos lo mantuvieron en la conversación. Y llegó el Súper Domingo y él mismo delimitó un compromiso: ”Todo el mundo piensa que no merezco estar aquí, pero yo les voy a demostrar que este es mi lugar. Esto es para ustedes”.

Durante casi 15 minutos, Usher intentó sintetizar 30 años de carrera a través de baile, invitados y una selección de sus mejores éxitos.

El resultado generó opiniones contrastantes, sobre todo entre los fans empedernidos del R&B y quienes ni siquiera estaban del todo familiarizados con Usher. Sus defensores argumentan que fue prácticamente un homenaje a la historia contemporánea del género por lo que el artista representa.

Lo cierto es que vimos una ejecución entre inconsistente y ”buena a secas” derivada de un problema de conceptualización: bajo la idea de que el Half Time Show genera expectativa porque es un evento que se fortalece del mainstream, es un error poner un artista de nicho que ni siquiera vive su mejor momento comercial.

Y menos si ningún elemento de la ecuación abona a engrandecer la narrativa de ese nicho desde una postura pedagógica, de enseñar.

La dirección artística del show trabajó dando por hecho que todo mundo iba a entender los elementos que lo conformaron.

Aquel del Hip Hop fue la excepción de la regla porque aún como un movimiento con un origen marginal, la presencia de figuras como Snoop Dogg, Eminem o Kendrick Lamar (cuya imágen reconocible supera los límites mediáticos del propio Rap) enganchó a los ajenos a la temática central.

Y funcionó porque la ciudad conectaba perfectamente con la narrativa del show, así como el vestuario y la escenografía; pero, ¿cómo iba a funcionar un esfuerzo medianamente parecido si el único referente de dominio popular era el mismo Usher, en una ciudad sin conexión con el R&B, con una escenografía sin una línea estética clara y un vestuario que solo buscó ser llamativo?

Lo peor es que la ejecución tampoco ayudó: fallas en la transmisión de audio, desafinaciones (en un género distinguido por su pulcritud vocal), coreografías entorpecidas por el número de participantes en un espacio tan reducido…

Rescatado por un final eufórico que se valió de la nostalgia, dejó la sensación que el tiempo se lo comerá ante la falta de momentos reconocibles hechos recuerdos épicos.

Lo peor para la NFL y Apple (empresa que ahora gestiona la logística auspiciada del show) es que, en años recientes, no es el primero con el mismo diagnóstico: Justin Timberlake, Maroon 5 + Travis Scott e incluso The Weeknd y hasta Rihanna han estado en el debate público, lo que ha ocasionado que tanto público como organizadores y artistas se cuestionen si aún es un escaparate que valga la pena.

Porque al menos desde lo económico no lo es, dado que prácticamente todos superan el presupuesto brindado por Apple (y en su momento Pepsi) y el excedente corre a cargo del artista.

Después, en lo mediático, ya existen otras plataformas con el mismo o mayor peso. Pregúntenle a Taylor Swift si necesita aparecer para crecer su fama, por ejemplo. Considerando, además, que aparecer te pone bajo un escrutinio público muy duro en el que las posibilidades fracasar son mayores.

En lo artístico, se limita a un perfil muy específico. Para estar, tu repertorio debe ser un lienzo ideal para la hiperestimulación. No basta con cantar ni tocar bien.

Y eso lo dirige a que solo sea atractivo para artistas como Usher que necesiten reposicionarse a toda costa. Con todo el dinero y los espectadores que genera, ya no es tan atractivo como antes y ni siquiera te catapulta a un estatus legendario.

Entonces, ¿cuál podría ser el futuro del Show de Medio Tiempo? Por el momento, la misma crisis que arrastra la industria hace que la lista de nombres potenciales se reduzca, algo como lo que le pasó a Coachella con sus headliners de este año.

Con todo lo anterior en mente, no debería sorprendernos que revivan y cobren fuerza los rumores sobre un cambio radical en el tipo de espectáculo que se ofrece actualmente.

Cortes Selectos

Dua Lipa graba comercial de Porsche en las calles de la CDMX

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Dua Lipa

Dua Lipa estuvo en la Ciudad de México para filmar un comercial para la nueva campaña de la marca de automóviles de lujo Porsche.

En el video podemos ver a Dua Lipa conducir a toda velocidad un Porche por las calles de la CDMX y otras locaciones incluyendo a la “Luna”.

El comercial de cerca de dos minutos lo escribió y dirigió la propia cantante, y fue filmado con el apoyo del director francés Clément Durou en la Ciudad de México durante la primavera de 2024.

Sobre esto Dua Lipa comentó lo siguiente, ya que le tiene un cariño especial a la marca y han establecido una solida relación desde hace tiempo:

“Trabajar en este cortometraje fue muy divertido. Nada era demasiado improbable ni descartable, así que realmente me dejaron hacer lo que quisiera, y esa libertad me ayudó mucho. En especial imaginar y diseñar conceptos que eran literalmente de otro mundo hasta verlos evolucionar y hacerse realidad, fue muy emocionante”.

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Cortes Selectos

Reseña de Nuestro Disco de la Semana: Bando Stone and the New World

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Childish Gambino

En un mundo en el que la Música está subordinada a todo menos a la Música, parece que la máxima aspiración de todo artista es llegar a un punto de su carrera en la que pueda darse el lujo de hacer lo que se le dé la regalada gana.

Tal vez por eso todavía le perdonamos todo a Kanye cuando dice lo que aparentemente no debería; o a Beyonce cuando asume su rol de Kasike de la industria o a Frank Ocean cuando decide hacer de todo excepto canciones.

Como si lo necesitara, Donald Glover ha necesitado hacer del conocimiento público que él también ascendió a esa categoría. Argumentos no faltan: entre lo hecho con Childish Gambino, los brillantes proyectos como guionista y director y una carrera anómala como actor le dan el estatus de genio.

Portada Bando Stone and the New World

Con nada más por demostrar, ha decidido cerrar una etapa importante de su vida con el último disco de su proyecto musical más conocido y, al mismo tiempo, aprovechar el momento para finalmente reunir esos tres mundos en una misma obra: Bando Stone and the New World, que es película pero también es banda sonora pero también es una sátira pero también es un personaje…

Todo en todas partes al mismo tiempo. Y como disco, suena exactamente a eso.

Como Childish Gambino, Donald Glover ha evolucionado de rapero geek con rimas de adolescente a cantante de Soul a prácticamente productor de Música Electrónica.

Y en Bando Stone and the New World encontramos todo eso en un mismo caldero adicionado con esteroides y cocaína.

17 tracks maximalistas y excedidos en más de un sentido en los que Childish Gambino parece que quiere terminar su legado sonoro con una explosión en mil pedazos.

Desde beats industriales que se mezclan con trompetas y saxofones hasta órganos gregorianos como de película de terror de los 70s que se pelean con percusiones electrónicas.

Un álbum que por esa misma revisión histórica de su propio repertorio tiene recursos musicales familiares pero que en la escucha integral es indefinible bajo lo ortodoxo de las etiquetas de géneros.

De hecho, conserva el rasgo más característico de la discografía de Childish Gambino: la inconsistencia.

En sus casi siete proyectos publicados, la distancia entre los mejores tracks de cada álbum y el resto de canciones es sustancial.

Mientras puede haber tracks tan emocionantes como para que pensemos que son lo mejor que vamos a escuchar en nuestras vidas, tiene otros que en comparación se sienten débiles y fuera de contexto.

En Bando Stone and the New World, por ejemplo, escuchar las magníficas “Survive”, “In The Night” o “No Excuses” y en medio los experimentos Rock Pop como “Lithonia” o “Real Love” serían equivalentes a estar viendo una película de aventuras espectacular y que ésta se interrumpa por un sketch extraño de Saturday NIGHT Live.

Lo cual nos conecta con su otro gran problema, que podría ser obvio desde el principio pero que en la ejecución deja muchos cabos sueltos: la dependencia de este disco de su símil audiovisual.

Al final no deja de ser una banda sonora, y eso los hace inherentes mientras le resta toda posibilidad de discurso individual al álbum.

Para terminar con las analogías cinematográficas, si Bando Stone and the New World es realmente la conclusión definitiva de Childish Gambino, la saga habrá terminado con una película llena de batallas épicas, algunas lagunas argumentativas y una despedida solemne de los personajes principales.

Sin ser el mejor álbum de Childish Gambino, sí es el que mejor define lo que ha sido como artista musical en más de diez años de historia.

Y no queda nada por reclamar. Donald Glover hizo lo que quiso y nosotros fuimos felices al bajar la pendiente la montaña rusa.

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Cortes Selectos

Decibel WARP Presenta: ‘Diamond Life’ de Sade, un debut sofisticado

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Bienvenidos a una sección donde analizaremos algunos de los discos más influyentes de la historia de la música, desde grabaciones clásicas, contemporáneas, esenciales, mainstream y también de culto, grabaciones que se moldearon con influencias externas pero que terminaron llevando la escena musical al siguiente nivel. En la entrega del día de hoy: ‘Diamond Life’ de Sade.

Una fusión sofisticada

Nos parece una odisea inaudita que el debut de Sade cumpla 40 años, ‘Diamond Life’ sigue siendo uno de los discos vocales más poderosos en la historia de la música, pero no solo eso, la música también es excepcional, los arreglos y su producción, todo eso en conjunto conforman una obra que ha trascendido el paso de las décadas y que sigue influenciando a las cantautoras del presente.

Diamond Life fue lanzado en 1984, y sacudió positivamente a la crítica musical, principalmente por fusionar elementos abstractos de jazz, rock y música soul pero de una manera inteligente y digerible y sobre todo lo hizo dignificando mucho la fusión de estos mundos.

Sencillos esenciales 

El disco despegó gracias a los sencillos “Your Love Is King”, “When Am I Going to Make a Living”, “Hang On to Your Love” y en especial la inolvidable “Smooth Operator” que aún sigue sonando fuerte en las radios clásicas del mundo.

40 años de lucidez 

Claro que a 40 años las cosas lucen un poco más claras y se enfoca el impacto cultural que tuvo con una mayor exactitud, pero como les pasa a los grandes discos de culto, a la industria discográfica le tomó un tiempo reconocer el hecho obvio de que este disco era especial debido a su simplicidad básica minimalista y pulida.

Diamond Life es un viaje excelso, se disfruta desde muchas perspectivas, lo mismo te llena de inusuales bases funk, que, de composiciones más abstractas, y a veces lentas, pero que conforme se presta atención resulta más agresivo, por momentos, intenso en tonalidades y profundo en voces y el saxofón es como una puerta al cielo en cada canción.

No hay duda de que es un disco que tiene la capacidad de inducir el baile para hechizar a sus oyentes, llevándolos implacablemente como una corriente oceánica que refresca cualquier estado de ánimo.

El gancho de cada melodía se incrusta en nuestro inconsciente y establece una residencia permanente, es como si memorizáramos cada tema y hay un contra reloj programado que nos hace querer volver a el de nuevo mientras que apreciamos la fidelidad y el espíritu con el que fue concebido. Un distintivo que llevó a Sade a sobresalir en sus actuaciones en vivo también.

Trascendencia 

Diamond Life es un disco para restaurar la fe en la música que prospera y alcanza generaciones de escuchas posteriores. La portada es también una imagen con un autorretrato muy minimalista pero poderoso, y el álbum terminó convirtiéndose en una de las grabaciones de pop más sofisticadas en su haber.

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