Banderas y camisas coloridas, un cúmulo de sonrisas, brillantina y docenas de miles de personas esperando por ver a su cantante favorito. Todos caminando, millennials, centennials y miembros de la generación perdida se reunieron en este festival que no ve por edades, pero sí por una línea muy específica: Entregar sets frescos de lo mejor de la historia del pop.

El panorama lucía grisáceo en un principio, pero los rayos de sol empezaron a iluminar los espacios que protagonizaron a esta cita. El Escenario Tecate, sobre el cual se enfocaron aquellos proyectos de mayor convocatoria, sin importar su enfoque musical o nacionalidad; el Escenario KIA que se distinguió por dar voz a las voces más potentes de la actualidad, con un enfoque en la vanguardia del Trap y el R&B; y el Escenario Shein más enfocado en la electrónica.

El inicio contó con una afluencia cómoda de personas, siendo que los primeros proyectos recibieron una gran convocatoria, pero sin llegar a ser ofuscante. De hecho, este es uno de los puntos más interesantes y remarcables del evento, puesto que, aunque la emoción nunca faltó, siempre se pudo contar con aire, todos respetando el espacio personal del otro. Se trato de una fiesta larga, repleta de himnos y en donde todos estaban dispuestos a cuidarse y a platicar con el otro.

Róisín Murphy, como era de esperarse, sobresalió mucho en el primer brazo del día, entregando un set perfectamente interpretado y compuesto tanto por clásicos de su sello único de neo-disco como ‘Overpowered’, ‘Gone Fishing’ y ‘Unputdownable’, como por temas de su último material, el homónimo que incluye ‘Incapable’ y ‘Murphy’s Law’ que fue aclamado tanto por sus texturas complejas hiper-bailables, como por su enfoque lírico, repleto de humor. Su set fue un hit colorido y deslumbrante que se vivió mejor que en ningún otro lado dentro del KIA Hospitality, un espacio con sillas, bebidas ilimitadas y repleto de comida en donde se puede disfrutar de una vista espectacular al escenario principal.

Mientras tanto, Emilia se presentaba en el Escenario KIA interpretando algunas de las piezas que la han transformado en una de las nuevas caras del pop latinoamericano, aquel que gusta de ser complejo y emocionalmente vulnerable. Un poco lo contrario a lo que estaba pasando en el escenario principal, con el intérprete de reggaetón pop más popular de la actualidad, Camilo, cuyas canciones impresionan por su alto grado de positividad, mensajes de felicidad y una actitud que solo podría describirse como -vibrando alto-. A la gente le encantó.

Los actos pesados de la noche empezaron a llegar con Black Eyed Peas cuando Will.i.am subió al escenario para gestar un momento de nostalgia millennial con el beat de ‘Let’s Get It Started’ seguida por ‘Boom Boom Pow’ y después entregar un éxito para los zennials llamado ‘Ritmo’, su colaboración con J. Balvin.

Tras esto, la banda se centró en interpretar algunos de sus últimos éxitos como recientes exploradores del reggaetón, tales como ‘GIRL LIKE ME’ con Shakira, ‘BAILAR CONTIGO’ con Daddy Yankee y ‘SIMLY THE BEST’, algunas de las cuales llamaron la atención y la curiosidad de los presentes, pero cuya recepción no se comparó a la euforia que suscitó el cierre de su set, volviendo a la nostalgia de ‘Where Is The Love?’ y el himno de himnos electropop ‘I Gotta Feeling’. Cumplieron y dejaron un cierre muy alto.

Mientras Becky G llamaba a todos los presentes de la Gen Z al Escenario KIA para interpretar sus mayores éxitos de reggaetón-pop, incluyendo su colaboración ya legendaria con Bad Bunny titulada ‘Mayores’ y su por-ser legendaria colaboración de corridos tumbados con Peso Pluma titulada ’Chanel’, un gran segmento del público se quedó alrededor del Escenario Tecate, esperando por la llegada de uno de los mejores show-mans que hayan existido en la historia de la música pop: El señor Robbie Williams.

Habían pasado varios años desde su última presentación en México, desde aquella vez que fue headliner de una edición del Corona Capital, un set que sorprendió ante la calidad de sus músicos, la actitud totalmente desenvuelta de Williams y los diálogos que entabló con su público. Este año salió con las manos en alto y lo primero que dijo que lo más importante para un performer es amar a su audiencia. Eso hizo a lo largo de casi dos horas.

Se burló de su adolescencia, recordó los años de Take That, decidió interpretar un cover a sus enemigos de Oasis con ‘Don’t Look Back In Anger’, le dedico ‘She’s The One’ a una de sus fans, con permiso de su esposo, nos enseñó su trasero y se burló una y otra vez de su papel como uno de los iconos más importantes de la música popular de las últimas décadas. El tipo desborda carisma y éxitos como ‘Tripping’, ‘Rock DJ’ y ‘Feel’ lo convirtieron en un ser irresistible. Cerró el set con ‘Angels’, momento en el cual incluso hubo una llovizna coqueta, y el festival no volvió a ser el mismo. Todos quedaron encantados.

Y como ya se está volviendo tradición, el epicentro de la alegría y la buena onda fue el Hospitality de KIA México, que entre tragos increíbles y una vista espectacular, se convirtieron en los mejores anfitriones de un segundo día de festival que como ya leíste: fue espectacular.