Cuando Warner Bros., cambió el estreno de Dune Part Two a 2024, gracias a la huelga de actores probablemente le hizo un favor a Universal. Y es que este filme podría haber cambiado el panorama actual de los Premios de la Academia. En el que Oppenheimer se presenta como la favorita a ganar la mayor cantidad de premios en la noche.  

Y es que esta gran producción de Warner-Discovery de forma temprana se presenta como lo mejor de 2024. Con una calidad que solo algunos filmes muestran cada cierto número de años. Con un aire que recuerda a las clásica épicas de Hollywood de los años cincuenta.

Cuando hablamos de Dune en 2021 nos referimos en su momento a una obra maestra de Denis Villeneuve. Un filme que a pesar de su complejidad y su excelente manufactura sufría del problema de no ser para todo mundo. Esto gracias al ritmo, que algunos percibieron como lento y a que su conclusión nos daba la impresión de un desarrollo inconcluso. Un primer capítulo de una serie que nos dejaba a medias. 

Ahora con Dune Part Two no solo nos encontramos con la conclusión de la trama, una obra aun más elaborada. También con un filme que eleva a su predecesora y levanta la vara en el género de la ciencia ficción. Una película que solo puede tener el calificativo de épica. Dando un soplo de aire fresco a una industria. Que ha sido golpeada por el fracaso y la aparente decadencia de muchas de las grandes franquicias.  

Donde nos quedamos 

El filme continúa en el punto en el que nos quedamos, donde Paul Atreides (Timothée Chalamet) y su madre, Lady Jessica (Rebecca Ferguson) encuentran refugio con los Fremen. Los Harkonnen, la casa rival de los Atreides, se han apoderado de Arrakis con la bendición del emperador Padishah (Christopher Walken). 

En la búsqueda de la salvación y venganza, Paul se une a la lucha de los Fremen para interrumpir la producción del melange. La especia más valiosa del universo. Mientras que su madre se encarga de perpetuar el mito de que su hijo es el mesías. Que el pueblo ha esperado desde hace siglos, gracias al adoctrinamiento de las hermanas Bene Geserit. 

De forma simultánea la hermandad Bene Gesserit busca perpetuar su control sobre las grandes casas. Para preservar las líneas de sangre, en la búsqueda de la perfección genética. 

Con la guerra de guerrillas en Arrakis el barón Harkonnen (Stellan Skarsgård) no está contento con la regencia de su sobrino Rabban (Dave Bautista). Así que busca un nuevo heredero en su psicótico sobrino Feyd-Rautha (Austin Butler). 

Mientras que la hija del Emperador, la princesa Irulan (Florence Pugh) ve que el camino a una guerra a gran escala es inevitable. 

Una historia de amor y guerra santa 

Con la llegada de Paul Atreides a las filas de los Fremen se desarrolla una historia de amor ente este y Chani (Zendaya). Una joven guerrera Fremen, quien servirá como su mentora en las costumbres de la gente del desierto. 

Aunque esta segunda parte también se cuece a fuego lento, las intrigas paralelas y los nuevos personajes dan la impresión de un ritmo más acelerado en la trama. La historia de amor entre Chani y Paul, además del rechazo de este a ser una figura mesiánica, ayudan al desarrollo del protagonista. Convirtiéndose en un líder extranjero entre los nativos. 

La historia de Duna además de sus aristas ecológicas, colonialistas, políticas y religiosas hace hincapie en la guerra santa. La figura del mesías como catalizador de la guerra y la posible aniquilación de los pueblos por la lucha del melange (que es una clara analogía al petróleo). 

Como en la novela, Paul representa a esta figura extranjera que exalta las pasiones del pueblo nativo. Como ha sucedido varias veces en la humanidad, para liberarse de sus opresores. Sin embargo, su rechazo a esta figura hace más interesante su viaje en la pantalla grande. 

Javier Bardem como Stilgar, el líder de los Fremen aporta el humor, con su ciega devoción a un posible mesías. Su fanatismo y creencias reflejan la voluntad ciega de gran parte de su pueblo ante la figura de Paul. Con claras referencias a la historia y la cultura árabe que se ha opuesto al colonialismo.  

Mientras que los Harkonnen, reflejan desde el patriarca, el barón Harkonnen hasta sus sobrinos la decadencia de la civilización. Al estilo del imperio romano. 

Y la orden de las Bene Gesserit en parte con Lady Margot Fenring (Léa Seydoux) y sus demás miembros son el poder detrás del poder. Llevado a cabo intrigas y manipulación con doctrinas religiosas y deseo sexual.

Política épica 

Desde el primer momento nos encontramos con elaboradas y excelentes secuencias de acción. Aunque los efectos a gran escala son impresionantes, no podemos dejar de admirarnos de las coreografías y pelas mano a mano. Que destacan por su realismo y rapidez. 

Como en la primera parte la fotografía de Greig Fraser juega un papel principal con el acompañamiento de la música de Hans Zimmer. Pero superando a la antecesora de manera descomunal. 

Por su gran despliegue visual y referencias al desierto Dune Part Two, nos recuerda a las grandes épicas de Hollywood de los años cincuenta como Los Diez Mandamientos (1956) o Ben-Hur (1959). Que marcaron una pauta en lo visual en la gran pantalla. Y por su escala nos recuerdan a la trilogía del Señor De Los Anillos de Peter Jackson.  

La intriga con las Bene Gesserit y los Harkonnen, aporta la parte política de la trama. Que no solo añade interés en la trama. También enriquece la parte estética.  

Por un lado, la parte de los Harkonnen por momentos utiliza una estética blanco y negro en una paleta de color diferente. Mientras que la hermandad Bene Gesserit con Lady Jessica, Irulan y Lady Margot dan lucimiento al vestuario de Jacqueline West.  

Desarrollo balanceado 

El gran aporte del guion de Denis Villeneuve y Jon Spaihts dan equilibrio a los personajes de Fran Herbert. A diferencia de la novela, el filme le da su importancia no solo a Paul y a los Harkonnen.  

Rebecca Ferguson, con una extraordinaria actuación, convierte a un Lady Jessica en una figura esencial en el ascenso de su hijo. Chani es más que una figura romántica, también es compañera de Paul y la principal opositora a la figura del mesías. Mientras que Irulan como cronista de la realeza, adquiere una trascendencia que nos recuerda a sus narraciones del libro. Pero tomando un papel más relevante.  

Hay algunos cambios en la trama que se adecuan más al desarrollo de la historia en la pantalla. Desarrollando la historia en meses, en lugar de años y dando sentido al cameo de Anya Taylor-Joy como la hermana de Paul, Alia. Estos cambios son más significativos que en la primera parte, pero elevan la historia y dan mayor ritmo y emoción a la trama.  

Dune Part Two, pone en la conversación, el nombre de Denis Villeneuve como el director más importante del momento en el género de la ciencia ficción. Una épica espacial que destaca en todos sus ramos. Y que llegará más lejos que su antecesora, como una obra que augura trascender el tiempo.