Taylor Swift está en el mejor momento de su carrera e interrumpo la temporada de Halloween en la cartelera rompiendo récords de taquilla. Convirtiéndose en un movimiento cultural que salió de la nada, sin publicidad, sin apoyo de los estudios y rompiéndola en la preventas.

Seguramente se han encontrado en redes sociales clips de un montón de niñas bailando, que a veces incluso incluyen a los empleados de las salas de cine o el curioso incidente en donde un fan se roba la publicidad del cine.

Pero hablando en números, la película ha recaudado más de 139 millones de dólares en un poco más de una semana de proyección. Convirtiéndola en el filme de un concierto que más ha recaudado en su estreno, por encima de Michael Jackson.

Es una película de casi tres horas que se grabó entre el 3 y 5 de agosto de 2023. En las tres primeras noches de las seis fechas que realizó la cantante en el SoFi Stadium de California. En donde la artista repasa su discografía dando a los fans de cine que no asistieron a la gira un vistazo grande del espectáculo. Pero respetando a lo que pagaron un boleto para verla en vivo, no mostrando en su totalidad el concierto que llegó a durar hasta cuatro horas.

El fenómeno de Taylor ha tocado con esta proyección, no solo a sus fanáticos. Un buena parte del público que no esta familiarizado con su música se ha visto atraído por la curiosidad. Lo que incluso a llevado al cineasta Christoper Nolan a reconocer la importancia de la película como fenómeno.

“Taylor Swift está a punto de dejar en evidencia a los estudios, porque la película de su concierto no la están distribuyendo los estudios”. Continúa, “la distribuye el propietario de los cines, AMC, y va a ganar muchísimo dinero”. “Se trata de un formato, de un modo de ver las cosas y de compartir historias o experiencias, que es increíblemente valioso. Y si los estudios no lo quieren, otro lo hará. Esa es la verdad”. Sobre todo, es un formato que aboga por la experiencia colectiva en salas frente a las diversas atomizaciones del streaming.

La película

El filme fue realizado por Taylor Swift Productions, con la producción de la cantante y la dirección de Sam Wrench. Un cineasta que cuenta con la experiencia de haber dirigido no solo especiales y series de televisión, sino también la película Billie Eilish Live at the 02 y Brandi Carlile: In the Canyon Haze Live.

El concierto esta dividido en “Eras” que incluye los álbumes Lover, Fearless, Evermore, Reputation, Speak Now, Red, Folklore, 1989, Midnigths y un par de canciones sorpresas.

En esta Taylor canta, baila, toca la guitarra eléctrica, acústica, el piano y realiza performance. Apoyada de un grupo de bailares, músicos, cambios de vestuario, grandes pantallas, escenarios, plataformas, escenografías, pirotécnia, efectos especiales y la energía de su público.

El resultado

Más allá del increíble despliegue de energía de Taylor Swift en el escenario hay que decir varias cosas muy positivas de la película que tienen que ver con el cuidado de los detalles. El manejo de cámara de Sam Wrench y el editor Dom Whitworth y su equipo es extraordinario.

La experiencia de Taylor Swift: The Eras Tour es inmersiva y no perdemos detalle del trabajo de la cantante en el escenario, la producción que la acompaña y los efectos visuales que se dan por todo el escenario. A pesar de las casi tres horas la edición es muy dinámica y la iluminación e imagen son de muy alta calidad. Dando además espacio para sentir la emoción y la comunión de la cantante con su público.

El manejo de cámara no solo es detallada, sino también invisible. Pocas veces (tres o cuatro) logramos ver cámaras que se metan en la toma. Y solamente si las estás buscando.

La película y Taylor son generosas al dar espacio a sus bailarines y músicos, dándoles su lugar como coprotagonistas de una narrativa, que tiene ver con su historia como músico.

Los cambios de vestuario son muy destacados e incluso el detalle de la variedad en el decorado en los micrófonos, “esconder” los transmisores de los mismos en fundas que combinan con la vestimenta, el decorado de las guitarras y el piano dan un plus en la pantalla. En una experiencia que nos lleva a la primera fila del concierto.

La emoción en las salas es contagiosa y para los que no podemos nombrar más de 5 canciones de Taylor nos invita a repetir la experiencia, sino en cines tal vez en plataformas de streaming. Confirmando que la Swifty mania es contagiosa.