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Arte

WARP en Art Week 2024: Artistas de Zona Maco que debes conocer

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La lista de propuestas durante cada edición de Zona Maco es enorme, debido a la gran cantidad de artistas que son presentados por cada una de las galerías que forman parte de una de las plataformas más grandes e importantes de Latinoamérica, en cuanto a diseño y arte se refiere.

Es por ello que durante esta edición 2024 artistas como Mariana Villafañe, Giselle Borrás, José Margulis y Alois Kronschlaeger son parte de las obras y talento que no puedes dejar pasar durante tu visita a esta edición. Platicamos con cada uno de ellos, quienes nos dieron a conocer su trabajo, su percepción del arte, el desarrollo de su creatividad, entre otras cosas.

Mariana Villafañe (Argentina)

Mariana Villafañe artista visual y especialista en arte cinético, centra su trabajo en la investigación de patrones geométricos morfológicos que parten de experiencias sensibles. En su obra hay una búsqueda constante por encontrar la intersección entre la matemática pura y la abstracción geométrica desde un lado sensible.

“Yo trabajo con el movimiento de rotación, comencé trabajando con un toca discos que había pertenecido a mi padre cuando yo era chica, a partir de ahí me dí a la tarea de investigar que artistas habían trabajado con el movimiento de rotación en el antigüedad, fue que descubrí a Marcel Duchamp, Boto y casi todos los cinéticos. Por lo que comencé a trabajar sobre ello, busco alterar la percepción del espectador, me gusta esa metáfora que dice: Sin movimiento no hay transformación”.

Aquel toca discos contenía la canción de Pink Floyd “Wish You Were Here”, por lo que 25 años después Mariana comenzó a investigar como se representa visualmente la música, lo cual desencadenó con una serie de pinturas en las que ella trabajo con el toca discos agregándole un lápiz en la punta, formando elipses y dando como resultado una serie de paisajes, dando vida a la máquina y reflejando lo que hay detrás de ello.

“La música nos une a todos, es una sustancia que nos comunica al igual que el arte, es lo que me interesa expresar”. Mariana V.

La creatividad dentro de sus obras

“Siempre he trabajado, al producir una obra se va gestando la que viene y nunca se termina. Nunca estás del todo conforme, aunque te guste la última obra , es el motor que tenemos los artistas para seguir creando y no conformarnos con lo que ya hicimos”.

Al preguntarle sobre los desafíos que Villafañe ha enfrentado desde sus inicios hasta la actualidad, ella responde sin titubeos:

“El mayor desafío es la continuidad, aveces es muy frustrante cuando no va gente a tus exposiciones, que no se venda, la persistencia es el mayor desafío por el que te puedes encontrar”.

Giselle Borrás (Colombia)

Giselle Borrás se ha destacado artísticamente por siempre incluir diferentes elementos dentro de cada una de sus obras, que van desde lo filosófico hasta lo metafísico. Durante esta edición de Zona Maco, la artista se presenta por tercera vez dando a conocer una espectacular obra, la cual te lleva a un viaje visual encantador e invita al alma a experimentar una serie de emociones extraordinarias.

“Este trabajo es mi obra más contemporánea, es lo que yo llamo cultura expandida, que son las nuevas propuestas más contemporáneas de la escultura. La idea es crear espacios delimitados, como esculpir en el tiempo de un lugar y personaje, penetrando un poco en su historia. La inspiración viene de las cajas musicales de las niñas, esa muñequita que le dabas cuerda y giraba, a la vez que el espectador se preguntaba que estaba sucediendo en ese mundo, por lo cual el material plexiglass me permite que el espectador pueda penetrar hacia el submundo de la intimidad de una persona, utilizo espacios publico y monumentales de fotografía que he tomado en lugares europeos”.

En palabras de Giselle lo más complicado para todo artista contemporáneo, es la creación de una obra nueva, proponer algo diferente. Debido a que haste este punto de la historia del arte, la mayoría ya esta hecho, ya esta inventado, por lo que cada vez es más difícil proponer una obra, un concepto, un material, algo que atrape a la gente.

“Siento que mi obra aún tiene mucho potencial, aún no llego a mi gran obra”

Biblioteca Mental

Otra de sus obras más destacadas y la cual decidió incluir durante la edición de este año, es titulada Biblioteca Mental, una fotografía que ella misma tomo de la biblioteca de Milán, la cual sirvió de inspiración para el boceto, para después descomponer la imagen y aborda el concepto de la realidad como una creación mental, tocando temas como física cuántica, a medida que cuando el espectador de aleja, la materia se ve sólida, y al acercarse la experiencia estética se perciben puntos, siendo el ojo humano el creador de tal realidad o materialidad. Al preguntarle la razón por la que los visitantes deben visitar su obra o alguna frase que define su trabajo, responde:

“Cuestionamiento de la realidad”

José Margulis (Venezuela)

Artista venezolano contemporáneo cuya obra explora los límites entre el espacio de dos y tres dimensiones. Haciendo uso de fotografía, impresión digital y láminas acrílicas, Margulis crea obras ilusionistas en las que el volumen, el espacio y la luz parecen cambiar ante tus ojos.

“La geometría abstracta es mi lenguaje, he conseguido en ello una respuesta. El arte no es solo pintura, puedes expresarte artísticamente de mil modos, el darme cuenta de eso fue muy revolucionador para mi. La geometría es una muy buena respuesta a un tiempo en el que vivimos con un trastorno de ansiedad generalizado debido a la evolución tecnológica en el mundo, por lo que el cinismo te permite crear espacios de relajación mental, pequeños objetos meditativos en los que te puedes perder, apreciando el color, la forma, una isla de paz en un mundo en el que tenemos una sobreestimulación”.

A Margulis le gusta pensar en que su obra, además del efecto estético ofrece un beneficio más espiritual hacia con el espectador, conectando cosas que aparentemente no tienen conexión.

Su obra “Writing on the Wall” (2023) es el resultado de la penetración de las ideas sin ser obvio, logrando un trabajo geométrico con un mensaje poderoso, antes de saber que esta compuesta por un contenido intelectual.

“Una obra de arte exitosa, es la obra que logra captar la atención por la mayor cantidad de tiempo posible”. J.Margulis

Agradecimientos especiales a Mark Hachem Gallery por el espacio con los artistas. Puedes encontrar sus obras en Booth AM 108.

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Pieza de Brian Eno, concierto gratuito de Nicolas Jaar y más en el festival Aleph 2024 en CDMX

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El festival Aleph -centrado en Ciencia y Arte- anuncia su programación para la edición 2024 y desde ya apunta a ser una de las mejores ediciones de su historia gracias al presencia de Nicolas Jaar, Brian Eno, Hannah Price, Canek Zapata y muchos más.

El Aleph, el tan esperado festival de arte y ciencia organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se celebrará del 8 al 19 de mayo en varias sedes universitarias. Esta será la octava edición del festival y estará centrada en la temática de la Inteligencia Artificial (IA).

Una de las principales características que destaca y atrae al público de El Aleph es su fusión entre el Arte y la Ciencia, manifestada a través de charlas, talleres, funciones de teatro, música, danza y cine. En estos eventos participan destacados científicos y artistas de renombre internacional.

Una de las exhibiciones más destacadas para este año 2024 es la muestra multidisciplinaria titulada Face to Face, creada por el músico y artista visual Brian Eno, la cual será montada en la Capilla del Antiguo Colegio de San Ildefonso, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Dicha pieza consiste En la búsqueda de configuraciones aleatorias y las oportunidades de fusión para generar obras de arte sorprendentes y poco convencionales, se emplea un software especialmente diseñado. Este software permite la transformación gradual de fotografías de individuos reales, pasando de un rostro auténtico a otro, mediante un proceso de alteración pixel por pixel.

Esto genera una larga cadena de ‘nuevos humanos’ entre cada uno de los humanos reales; personas que nunca han existido, humanos intermedios, 25 de ellos cada segundo. En esta versión han nacido 36 mil caras nuevas. Face to Face gesta una pregunta muy importante respecto a cómo las personas podemos enfrentarnos a esta realidad cotidiana del uso de robots, para plantearnos preguntas y vernos al espejo”, explicó Juan Ayala.

El 8 de mayo la instalación Face to Face de Brian Eno inaugurará El Aleph, pero permanecerá disponible para el público tras finalizar el festival hasta el 26 de mayo.

También resalta la presentación gratuita que brindará el músico Nicolas Jaar en la explanada del Museo de Arte Contemporáneo, ubicado en el Centro Cultural Universitario de la UNAM. La cita es el 11 de mayo.

Tampoco se puede omitir la presencia de figuras del Arte digital y experimental como como Hannah Price, una reconocida desarrolladora de ambientes inmersivos; el neurocientífico Rodrigo Quian Quiroga y Canek Zapata, pionero de la poesía futurista.

A unas semanas de la celebración de El Aleph, Juan Ayala, Secretario Técnico de Planeación y Programación de Cultura UNAM, destacó la importancia de la colaboración institucional entre las distintas sedes de la Universidad y autoridades como la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

“Agradecemos la colaboración constante con la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y el Colegio de San Ildefonso. Tras realizar una búsqueda exhaustiva, encontramos que este lugar era ideal no solo por sus características arquitectónicas y su vocación, sino también por el diálogo que establece con los murales extraordinarios. Esto hace que la exhibición en este espacio sea una experiencia única y enriquecedora”.

En total, el evento contará con 72 actividades repartidas en 90 funciones con la participación de más de 250 artistas y científicos de primera categoría.

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Arte

WARP Tour presenta Damien Hirst en el Museo Jumex: Apocalipsis Ahora

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Visitamos la recién estrenada exposición de Damien Hirst en el Museo Jumex de la Ciudad de México y esta fue nuestra experiencia.

El hombre en el elevador que nos subirá al inicio de la exposición se dirige a todos con un entusiasmo sospechoso. Nos exige responder a gritos y con el mismo nivel de energía para confirmar que hemos escuchado sus indicaciones. 

Es un augurio de lo que se avecina.

Una superestrella para celebrar los diez años de un Salón de la Fama 

En el título de este texto se promete una cosa; pero lo cierto es que, al menos ante estos ojos, lo más importante de la exposición de Damien Hirst en el Museo Jumex de la Ciudad de México no son las piezas por sí mismas, sino lo que éstas ocasionan. 

Porque de la curaduría y la museografía de Vivir Para Siempre (Por Un Momento) las conclusiones -como ya nos tiene acostumbrados dicho recinto- son contundentes y directas: una exposición retrospectiva de un artista consagrado y muy mediático que funciona como recopilación de Greatest Hits, en teoría capaz de estimular al juicio casual y al experto.

Pero ahí está la clave: la estimulación. Justo después de abandonar el elevador del hombre sospechosamente enérgico, el público se apura como hormigas que han encontrado una dona abandonada.

Inundan la sala e ignoran todo orden recomendado, incluso sin darse cuenta de la existencia de los textos curatoriales.

De inmediato, la exposición cumple su primera gran promesa: La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo aparece al centro de la sala, la célebre pieza del artista británico que pone el cadáver real de un tiburón dentro de una suerte de cápsula rectangular con una construcción que da la impresión de que el animal está vivo y lo vemos dentro de una pecera.

Se hacen filas para tomarse esa foto en la que simulan que el tiburón está a punto de arrancarles la cabeza. 

Una vez cumplida la misión, esa gente empieza a ver a su alrededor, curiosa de descubrir al famoso tiburón. Más animales que simulan estar vivos. Anaqueles de consultorio médico con utensilios impecables. Más tiburones, ahora partidos a la mitad para verles las tripas opacas al descubierto. Un muro gigante que simula millones de diamantes y que bien podría ser un escaparate del Palacio de los Palacios.

Todo al mismo tiempo en todas partes. Y la gente responde: empieza a caminar más rápido, con una postura agresiva, escaneando las obras de arriba hacia abajo sin pasar más de tres segundos frente a ellas. 

De hecho, sólo aquellas sobre animales ex-vivos y alguna que otra con movimiento generan atención real. Las demás, por su carácter tan aparentemente cotidiano, son testigos del desprecio de la audiencia.

Tik Tok en la vida real.

En la segunda sala se repite la dinámica. La gente se mueve en el espacio cada vez más rápido. Se hacen pequeños tumultos en algunas piezas. Hay fascinación, confusión y hasta asco. 

Ahora son los ceniceros gigantes los que que ganan la carrera de la atención. La continuación de la serie Natural History de Hirst no tiene el mismo éxito que el tiburón porque ahora se trata de una vaca y ver a la vaca abierta exactamente por la mitad nos recuerda que apenas el domingo pasado nos comimos esa misma “pancita” en un caldo picoso y colorado. 

Sus ojos abiertos y esa lengua salida nos hacen sentir culpables.

Y entonces, un paréntesis para sí retomar el eje discursivo en la obra de Damien Hirst: la vida y la muerte, la convivencia con el caos, los destinos inevitables… El respeto equitativo por las sensaciones satisfactorias y las incómodas.

La crítica a nuestro especismo no es el único señalamiento que hace Hirst y tampoco el único que ignoramos: arriba, en la sala que abre el recorrido, también fuimos indiferentes a las reflexiones sobre la salud mental, el consumismo desmedido, a nuestra priorización de la estética por encima de la empatía y a nuestro rechazo por lo simple.

Hacia la última parte del recorrido, vemos la faceta plástica más tradicional de Hirst, enfocada en la pintura y la escultura.

Hay menos piezas que en las primeras salas. La mayoría, caracterizadas por su naturaleza grotesca e intimidante que acentúan la imperfección de los humanos, tanto por dentro como por fuera. 

Ahora el show se lo roba el escenario: un balcón con vista al glamoroso Polanco, con todo y la postal siempre llamativa del Museo Sumoaya de fondo. 

El escándalo promovido por aquel hombre en el elevador ahora es nada entre los sonidos de los coches que van de un lado a otro en esta zona de la ciudad. 

Independientemente de lo relevante que es tener una exposición de este calibre de un artista como Damien Hirst, Vivir Para Siempre (Por Un Momento) es una analogía del apocalipsis que hemos decidido ignorar para que nuestra propia destrucción sea menos hostil.

Tras darnos cuenta que nuestro final no será vía aquel cataclismo absoluto de corte hollywoodense sino a través de una agonía prolongada en el despojo de lo más elemental, cualquier cosa es placebo.

Y esto no es una diatriba contra las fotos ni contra la hiper estimulación que nos ha quitado nuestra capacidad de atención… Esto, es un llamado de emergencia.

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Richard Serra, el minimalista del acero a gran escala

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El artista estadounidense Richard Serra, quien pasará a la eternidad gracias a sus enormes esculturas de acero recubiertas con una fina pátina de óxido que decoraban paisajes y dominaban galerías de gran tamaño en los mejores museos alrededor del mundo, falleció a los 85 años de edad.

El artista murió en su casa en Long Island, Nueva York, de neumonía. Nacido en San Francisco en 1938, Serra creció visitando astilleros marinos donde trabajaba su padre y también trabajó en acerías para durante su juventud, en donde estuvo expuesto a materiales como el acero industrial laminado en frío cuando era niño también antes de llegar al mundo del arte, fue en ese momento de su vida en donde vició marcado por uno de sus de sus pensamientos “sobre cómo un objeto tan pesado podía volverse ligero, y que ese tonelaje podía volverse lírico”.

A pesar de la gran escala de sus obras, artísticamente se le consideraba un minimalista, dejando que las dimensiones de su arte en relación con el espectador, en lugar de imágenes elaboradas, expresaran su punto. Dando paso para una reflexión por parte del observador.

Después de estudiar en la Universidad de California, Berkeley y la Universidad de Yale, se mudó a Nueva York en 1966, donde comenzó a crear arte a partir de materiales industriales como el metal, la fibra de vidrio y el caucho. Lo cual lo distinguía de los demás artistas de la época.

Con el paso del tiempo las obras más célebres del gran Richard Serra tenían mucha influencia y guiños a los templos antiguos y tumbas egipcias y también se nutría de los distintos pasajes místicos y de historias como la de Stonehenge, un monumento megalítico tipo crómlech con piedras acomodadas específicamente con un culto al misterio. Enfocándose así en las distorsiones del espacio creadas por sus paredes inclinadas, curvas o circulares y la franqueza de sus materiales lo cual hizo que definiera su propio estilo.

Su arte revolucionó la escultura, trabajando a fondo en una cierta especie de geometría experimental fluida y circular en movimiento, La “percepción peripatética” como Serra solía llamarle.

Richard Serra fue un escultor revolucionario, trabajando siempre al límite y creando gigantescas obras de acero a escalas de alto impacto que le valieron el galardón de ser el “mejor escultor vivo” en su momento.

Su maravilloso legado reposa en importantes colecciones de todo el mundo, incluido el Guggenheim Bilbao, donde la tortuosa obra de 1,034 toneladas ‘La materia del Tiempo’ (2005) ocupa la principal sala. También se han encargado y creado otras piezas para espacios al aire libre, como el desierto de Dukhan en Qatar, y también plazas en Londres y Nueva York, y en la cima de una montaña artificial de desechos mineros en Essen, en el centro de Alemania, entre muchos otros lugares, pero estos serían de los más representativos.

A lo largo de su vida Serra fue reconocido por su contribución a las artes con los principales premios de los gobiernos de Japón, Francia, Alemania y Estados Unidos. Y la influencia que dejó gracias a su trabajo significa que es poco probable que sea olvidado. Como lo expresó el propio artista:

“Si haces alguna contribución, es muy, muy difícil predecir, en términos de perpetuidad, qué durará y qué no. Digamos simplemente que este tipo de trabajo significa que existe una posibilidad.”

Algunas de sus grandes obras fueron:

Para levantar a Richard Serra de 1967

Objeto de una tonelada (Castillo de naipes) de 1969

Sin título (dibujo a rodillo de 14 partes) de 1973

Ningún patriotismo obligatorio de 1989

Masa elevacional de 2006

Bramme para el distrito del Ruhr de 1998

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