El director Matthew Vaughn a demostrado su talento con películas comiqueras y de espias como Kick-Ass (2010), X-Men: First Class (2011) y Kingman (2014).

Ahora el director regresa a las películas de espías al estilo de Kingsman, con una historia más diluida en el humor y la violencia. Una producción de Apple Studios en conjunto con Marv, la productora de Vaughn.

Argylle prometía ser el primer blockbuster del año. Sin embargo, nos ha entregado un filme incoherente que recuerda todo lo que está mal en Hollywood actualmente. Con un gran presupuesto, exceso de efectos especiales, confiando atraer a las audiencias con el nombre de sus actores. Muchos de los cuales tienen una participación que no pasa de un cameo. 

¿De qué trata? 

La escritora Ely Conway (Bryce Dallas Howard) ha construido una exitosa franquicia de espías al estilo de James Bond. Con un personaje de nombre Argylle (Henry Cavill), un espía seductor y lleno de recursos, que ha conquistado a las audiencias en cada uno de sus volúmenes. 

En su última entrega Argylle descubre que la organización para la que trabaja se ha vuelto corrupta y debe detenerla. Ahora Ely, quien vive como ermitaña con su gato Argylle tiene problemas para continuar la historia. Así que decide hacer un viaje en tren para visitar a sus padres. Y así poder superar su bloque de escritor. 

En el tren conoce a Aiden (Sam Rockwell), un fan que asegura ser un espía en la vida real, quien le advierte a Ely que su trabajo esta tan bueno que ha llamado la atención de una organización de espionaje. Por lo que su vida está en peligro. 

La temerosa escritora se rehúsa a creer en el extraño. Pero cuando un montón de gente intenta asesinarla, se embarca en una aventura con el espía para detener a esta organización criminal. 

En el camino la quimica entre Ely y Aiden, en forma de la pareja dispareja se hará presente. Dando lugar a un extraño romance.

¿Por qué no funciona? 

Más allá del exagerado presupuesto y el abuso de efectos especiales Argylle no funciona por su historia. Que aunque tiene un buen comienzo utiliza múltiples vueltas de tuerca, cada una más inverosímil que la anterior. Llegando a rayar en la parodia de James Bond, pero sin encanto y con un humor fallido. 

La trama de Argylle tanto en la historia de Ely, como en la de sus libros recuerda a una mala versión de Kingsman, además de carecer de una estructura. Aiden en su viaje con la autora, le dice que sería buena haciendo espionaje. Pero el personaje de Ely no resulta creíble en ningún momento. Y el juego de enfermedad mental y ansiedad de la protagoniza probablemente hubiera sido un elemento más interesante, si se hubiera manejado adecuadamente.

Hay dos secuencias destacadas de acción en el filme, una en un tren y otra en un apartamento. Ambas recurren al ingenio y la coreografía con un buen resultado. Pero la acción posterior es exagerada, poco creíble e incluso confusa. 

Los nombres de Henry Cavil, Dua Lipa, Richard E. Grant, Bryan Cranston, John Cena, Ariana DeBose, Sofia Boutella y Samuel L. Jackson hace referencia en la mayoría de los casos a simples cameos. Con personajes que entran y salen de pantalla con gran rapidez y cero trascendencia.

Lo preocupante del filme es que continua la actual tendencia de los grandes estudios en confiar en el éxito de la película en el nombre de sus actores. Derrochando un presupuesto de 200 millones de dólares en una historia fallida. Y haciendo marketing alrededor de figuras que aparecen poco en pantalla. 

Sam Rockwell, es el elemento destacado del filme, un gran actor que hace lo posible con el material disponible. Y las pocas cosas que funciona es gracias a su actuación. 

Argylle es más una mala película romántica, que una película de espionaje. Y los que acudan a verla por ver a Henry Cavill y Dua Lipa en acción se sentirán terriblemente decepcionados. Además el filme llena la cuota de tener escena postcréditos. Que promete unir este filme con otra franquicia, pero solo la vuelve más incoherente.