En esta semana que estamos celebrando el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, es momento de recordar que la comunidad internacional se encuentra en una encrucijada crítica. La salud mental ha pasado de ser un tema marginal a ocupar un lugar central en la agenda global de derechos humanos. Sin embargo, el suicidio sigue siendo un desafío formidable que requiere atención urgente y acción coordinada.

Según el informe más reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado en 2024, cada año se registran más de 800,000 muertes por suicidio en todo el mundo. Esto equivale a una muerte cada 40 segundos. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que en las Américas, la tasa de suicidios ha aumentado un 17% en la última década, con un impacto desproporcionado en jóvenes y poblaciones indígenas.

Artistas que han intentado suicidarse…

Elthon John, Lady Gaga, Angelina Jolie, Katy Perry y Naomi Watts son algunos de los famosos que algunas vez han pensado en atentar contra su vida. Por lo que ahora varios de ellos son embajadores de diversas campañas de prevención al suicidio alrededor del mundo y mediante diversas fundaciones.

El contexto geopolítico actual, marcado por conflictos, crisis económicas y los efectos persistentes de la pandemia de COVID-19, ha exacerbado los factores de riesgo tradicionales. Un estudio reciente del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) indica que los trastornos de ansiedad y depresión aumentaron en un 25% globalmente durante el primer año de la pandemia, una tendencia que no ha disminuido significativamente.

Desde una perspectiva legal, el derecho a la salud mental está consagrado en diversos instrumentos internacionales. Por su parte la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ya en el caso Ximenes Lopes vs. Brasil (2006), estableció claramente la obligación de los Estados de garantizar atención médica eficaz a las personas con discapacidad mental. Más recientemente, en 2022, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el caso Fernandes de Oliveira v. Portugal, reforzó la obligación positiva de los Estados de tomar medidas preventivas para proteger la vida de individuos en riesgo de suicidio.

Ahora bien, el panorama actual presenta nuevos desafíos que requieren enfoques innovadores. La era digital ha introducido factores de riesgo sin precedentes. Un informe de 2023 del Instituto de Salud Mental del Reino Unido señala que el uso excesivo de redes sociales está correlacionado con un aumento del 70% en los síntomas depresivos entre adolescentes.

En sentido opuesto, la tecnología también ofrece nuevas herramientas para la prevención. Aplicaciones de inteligencia artificial están siendo utilizadas para identificar patrones de comportamiento suicida en redes sociales. Un proyecto piloto en Suecia, utilizando algoritmos de aprendizaje automático, logró identificar individuos en riesgo con una precisión del 80%, permitiendo intervenciones tempranas.

Desde el punto de vista económico, también existen consecuencias: según un informe del Foro Económico Mundial de 2024, los trastornos de salud mental cuestan a la economía global más de $2.5 billones al año. La prevención del suicidio no es solo un imperativo moral, sino también económico.

Es alentador ver iniciativas como el Plan de Acción sobre Salud Mental 2023-2030 de la OMS, que establece objetivos ambiciosos para la reducción de las tasas de suicidio a nivel global. Sin embargo, la implementación efectiva requiere un enfoque multisectorial que involucre no solo al sector salud, sino también a la educación, el trabajo social y el sistema judicial.

La prevención del suicidio es, en última instancia, una cuestión de derechos humanos. El derecho a la vida y a la dignidad humana debe incluir el derecho a una salud mental adecuada y a recibir apoyo en momentos de crisis.

Casos recientes de alto perfil han arrojado luz sobre esta problemática. El documental “The Me You Can’t See” (2021), producido por el Príncipe Harry y Oprah Winfrey, exploró las luchas de salud mental de celebridades y personas comunes, generando un diálogo global. 

No hay que olvidar casos como la muerte por suicidio del DJ Avicii en 2018 conmocionó a la industria musical y llevó a conversaciones más abiertas sobre la presión en la industria del entretenimiento. O, en el mundo del deporte, como la historia de la gimnasta Simone Biles quien se retiró temporalmente de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para priorizar su salud mental, un acto que fue ampliamente elogiado y que ayudó a desestigmatizar las luchas de salud mental entre los atletas de élite.

El camino por delante es desafiante, pero no insalvable. La prevención del suicidio no es solo una cuestión de estadísticas o políticas; es sobre preservar la riqueza de la experiencia humana, una vida a la vez. En un mundo que a menudo parece dividido, este es un objetivo que puede y debería unir a todos.

Los Juegos Paralímpicos de París 2024 llegaron a su fin con una gran Ceremonia que será recordada por todos como una de las más alegres de los últimos años para celebrar el espíritu deportivo que nos pone sentimentales a todos y que nos deja grandes enseñanzas y reflexiones gracias al esfuerzo de todos los atletas involucrados.

Atletas, personal acompañante de casi 170 Comités Paralímpicos Nacionales, incluido el Equipo Paralímpico de Refugiados, participaron en la ceremonia de clausura en un Stade de France, el cual lució repleto por 64,000 espectadores este domingo 8 de septiembre del 2024.

Durante su discurso en la ceremonia de clausura, Tony Estanguet, presidente del Comité Organizador de París 2024, instó al público a ponerse de pie y ofrecer a los paraatletas la ovación “más fuerte, más loca y más larga” posible y agregó:

“Cada vez que competían, más gente se unía a la fiesta y cada vez que tenían éxito, la intensidad crecía. Ustedes han cambiado la forma en que la gente ve el deporte y la discapacidad. Han lanzado esta revolución paralímpica y ahora no hay vuelta atrás”

Durante la Ceremonia el Presidente francés Emmanuel Macron también fue presentado ante la multitud y desfilaron las banderas de las naciones participantes y del Equipo Paralímpico de Refugiados, encabezados por Jiang Yuyan de la delegación china, quien se convirtió en el atleta más condecorado de los Juegos, ganando siete medallas de oro y estableciendo dos récords mundiales en natación.

Después de una impresionante actuación de breakdance que simbolizó el poder de la inclusión, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, entregó la bandera paralímpica a la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, mientras la atención se centraba en los Juegos de 2028 en Los Ángeles para su próxima.

Un paraatleta llevó la llama Paralímpica al estadio, donde fue apagada ceremoniosamente tras un breve relevo. Mientras tanto, el pebetero sobre el Jardín de las Tullerías también se apagó, dejándonos con la piel chinita a todos.

Cuando los Juegos concluyeron oficialmente, las celebraciones comenzaron al ritmo de los mejores DJ de Francia, con un gran repaso por todo su legado desde sonidos ambientales hasta llegar al electro y sobre todo ese french house de vanguardia que sigue super vigente con la música de Jean Michael Jarre, pasando por Miss Kittin, DJ Falcon, Busy P, Cassius, Kavinsky una vez más repitiendo y un gran cierre con “One More Time” de Daft Punk.

VER TAMBIÉN: Playlist oficial de los Paralímpicos 2024

Francia le mostró al mundo el legado y sonido que han establecido, haciendo de esto, una noche inolvidable para las personas presentes en el Stade de France y a todos los espectadores alrededor del mundo que siguieron la ceremonia, personas con y sin discapacidad bailaron juntas, convirtiendo la última noche de los Juegos en una alegre celebración de la inclusión.

Por su parte, México cerró su participación en los Juegos Paralímpicos de París 2024 con un total de 17 medallas divididas de la siguiente manera: 3 de oro, 6 de plata y 8 de bronce. 

En este espacio plantearemos una reflexión en torno al que consideramos el disco más relevante de la semana. En esta entrega: Wild God de Nick Cave & The Bad Seeds.

Nick Cave y sus Bad Seeds siguen demostrando que son una de las bandas más prolíficas y longevas en la historia de la música. Su calidad es innegable y hasta el día de hoy, también, inagotable. Su capacidad de transformación y mutación es altamente sofisticada y funciona para distintas etapas de la vida, sobre todo después de la desgarradora y sombría trilogía que fue: Push The Sky Away, Skeleton Tree y Ghosteen, es agradable escucharlos regresar a algo más edificante con ‘Wild God’, que se siente en el corazón de todo lo artístico que envuelven a Nick y a la banda, en un renacer espiritual hacia la luz.

Imágenes, sonido y deidades

El nuevo disco abre de manera celestial con “Song of the Lake”, una canción absolutamente sublime y de tintes orquestales penetrantes desde sus primeros acordes, es difícil no sentir revoluciones al máximo recorriendo todo tu cuerpo. Por su parte, la canción que da nombre al disco “Wild God” nos prepara para un sube y baja de emociones, pero en el buen sentido, como conectar con deidades e imágenes que de alguna forma sólo existen en nuestros pensamientos.

La exuberante “Frogs” te pone una sonrisa en la cara, como la pensó Cave, es una canción estructurada para dejarse llevar y olvidarse de todo por unos momentos, sus arreglos de cuerdas y violines emanan una pureza radical y transformadora. Esas sensaciones nos trasladan a “Joy”, una canción muy minimalista que está estructurada a base de una melodía de piano bastante sensible, pero con una letra muy poderosa, casi como de catarsis, es probablemente la canción más purificadora para el alma que emana de este disco.

Lírica con carga emocional

Wild God lidera la carga emocional fiel y sincera en los escritos de Nick Cave y sus pasajes oscuros que la vida le ha dado en el ámbito personal, como lo fue perder a dos de sus hijos, pero más allá de hundirse sana sus heridas a través de la música, él sabe que es bueno para ello y que vino al mundo para ello, y nos lo hace saber con entereza y valentía a lo largo de todas estas canciones, es un “hemos mejorado, y seguimos aquí, estoy lastimado pero vivo”.

“Final Rescue Attempt”, Conversion” y “Cinnamon Horses” encuentran su equilibrio y ofrecen cuidadosamente este equilibrio entre la fe y las creencias personales. Todas tienen momentos de explosión divina ambiental generada por una rítmica muy carnal o en ocasiones por las mismas líricas. El coro de voces que usa Nick Cave también es de lo más hermoso y penetrante, elevan al siguiente nivel cada una de las composiciones.

Religión y Misticismo 

En Wild God sentimos a un Nick Cave explorando más que nunca temas como la religión y el misticismo, y lo hace a través de matices oscuros e inesperados, resaltando como siempre su maravillosa narración clásica como los sentimos en el último bloque del disco con canciones como “Long Dark Night”, “O Wow O Wow (How Wonderful She Is)” y “As The Waters Cover The Sea”.

Wild God es la graduación absoluta a la eternidad por parte de Nick Cave & The Bad Seeds, entregándonos uno de los mejores discos de música de todo lo que va del siglo XXI, tiene todo lo mejor que nos pueden ofrecer como banda que ha evolucionado con el paso de los años, dibujando texturas ambientales, arreglos de cuerdas, melodías de piano, coros sobrecogedores, letras absolutamente catárticas y destellos etéreos de gospel que calan hasta lo más profundo.

Por todo eso y más, Wild God está destinado a convertirse en un clásico instantáneo y contemporáneo. El mundo actual necesita mucha más música así. Bienaventurado el que escuche y larga vida a Nick Cave.